Historia de Raúl.
Bueno, no quedándome atrás. En ese entonces yo era gerente de personal para la empresa, en ese año recibimos varias solicitudes para señoritas practicantes provenientes de colegios privados y públicos. Recibimos tres estudiantes que eran del mismo colegio, y fue una de ellas que llamó rápidamente la atención, la llamaremos Pamela. Era una preciosa adolescente de 17 años, morena clara, pelo negro a los hombros, preciosa figura y cuerpo monumental para sus pocos años, senos medianos con una aureola café y sus dientes con brackets. Averigüé que era la reina actual de ese colegio. Además era muy coqueta y sexy para vestirse.
Averigüé que Pamela era muy putita en el colegio y que todo novio que había tenido se la había tirado. Eso me calentó y me animó más.
Trate de ligarla por todos los medios, mi atracción hacia ella llegó a ser enorme, tenía fantasías con ella en las noches. A veces follaba a mi esposa pensando en ella.
Cierto día me inventé que teníamos que dejar listo un trabajo y le pedí ayuda, diciéndole que llamara a sus padres para indicarles que llegaría tarde ese día. Cuando nos quedamos solos, inicié la seducción, le dije que nos sentáramos a platicar para descansar un rato, luego en la plática le mencioné que era muy bella y que el colegio había sido justo en nombrarla reina. Ella lejos de intimidarse, se paro y dio algunas vueltas para mi. Luego le hablé de su novio y lo afortunado que debía ser por tener una chica bien linda. –Debe estar muy enamorado de ti y tu de él- le dije para probarla.
Pamela hizo una mueca como indicando que no era asi la cosa. Eso me gusto.
-No te agrada mucho tu novio?, pregunté.
-Es que a veces es muy celoso y solo me quiere para él!- me respondió.
-Tu eres muy joven para ya tener compromisos, hay que vivir la vida!- volví a insistir.
Asintió con la cabeza.
-Te gusta hacer el amor?- fui muy directo, porque ya no había mucho tiempo.
Pamela abrió de par en par sus lindos ojos.
-Te gustaría hacerlo conmigo ahora?- insistí
Pamela se sintió contrariada. Cómo intentando asimilar lo que le había dicho.
-Perdón si te molesto lo que te dije, pero te deseo desde el día que te ví- -pero olvida lo que te dije si te molestó!-
Me paré y me dirigí a seguir con el trabajo, pensé que la había regado por completo. Pero al fin ella respondió -no me molestó lo que dijo!-
Regresé la tomé en los brazos y la besé, mis labios restregaron los de ella y mi lengua buscó la suya encontrándola dispuesta.
Cerré la oficina y la desvestí completamente, quedó desnuda, un precioso cuerpo, solamente con sus zapatos de tacón tipo secretaria. A continuación me desvestí también. La coloque sobre el sillón boca arriba y me coloque sobre ella de modo que mi cabeza quedara entre sus piernas y la de ella entre las mías, una 69 le dicen a eso. Nos chupamos mutuamente nuestros sexos, ella tenia una buena técnica para mamar la verga, mientras yo me devoraba su coñito, sobre todo me comía su clítoris que era protuberante y colorado, ella gemía de placer, yo restregaba mi lengua contra toda su rajita, le frotaba con persistencia su clítoris. La hice terminar en pocos minutos, ella sacaba la verga de su boca para jadear exponiendo su orgasmo.
Me acosté boca arriba y le pedí que se subiera sobre mi, ella sabia la posición que yo intentaba, colocó mi verga en su coño y con su peso la ingresó a su mojada vagina, luego comenzó a cabalgar sobre mi verga, hundiéndosela hasta el fondo, ella llevaba el ritmo y gemía como una putita en celo. Yo la tomaba por las nalgas apretándoselas y jalándola hacia mi, la penetración era máxima, su vagina se amoldó bien a mi pija, los gemidos de ambos fueron en aumento disfrutando el momento; nuestros movimientos eran acompasados, yo elevaba la pelvis para que cuando se hiciera adelante o hacia abajo se incrustara hasta el ultimo centímetro de mi verga. Estuvimos un buen rato cogiendo, hasta que ella se vino de nuevo, bañando mi pija de sus jugos vaginales.
Luego, me coloque ahora sentado en el sofá y ella sobre mi verga de frente hacia mi, con esto me quedaban a disposición sus ricas tetas, mientras ella daba cintura metiéndose mi pija en su interior, mamé sus tetas una por una, las chupé y las mordí por todos lados; la respiración acelerada de Pamela me indicaba que estaba gozándola al máximo y que estaba por llegar a otro orgasmo. La tomé de las nalgas para acelerar la velocidad de la cogida y llevarla de nuevo al clímax, en pocos segundos volvió a estallar.
Por último la coloque en cuatro, quería verle esas nalgas belicosas y bien formadas. La volví a penetrar en el estilo perruno, en esta posición sentí que la penetración que le hacia era más profunda, sentía más estrecha su vagina. Le pistonie la verga sin piedad, mi vientre chocaba con sus nalgas con fuerza, produciendo ese sonido clásico del sexo.
Ella gemía con cada inserción. Esperé a que se viniera nuevamente, para luego darle un vaivén seco hasta el fondo, con lo cual llegué al clímax, saqué mi verga y le dispare un chorro de semen en sus nalgas y espalda, luego se lo esparcí con la mano como si hubiera sido un bronceador. Descansamos y nos vestimos, me dijo que había estado magnifico, que había que repetirlo. Y asi fue. La siguiente semana cogimos casi todos los días, en la oficina, en el sótano y un par de veces con la excusa que íbamos a almorzar juntos me la llevé a un motel donde cogimos rico a nuestras anchas. La chica era buenísima en la cama a pesar de su corta edad.
Pamela me dijo una de las veces que cogimos, que quería experimentar otras cosas, como cuales le pregunté, la respuesta me dejó perplejo, ella queria hacerlo con dos hombres a la vez. Tal confesión me calentó y le dije a Mauro, que está aquí presente, que me ayudara.
La llevamos al motel, y la cogimos entre ambos, nos turnábamos para metérsela, Pamela no gemía sino aullaba de placer, era su primera experiencia con más de un hombre; durante la sesión de sexo Mauro le propuso metérsela por el culo, Pamela aceptó ante mi asombro, yo le había respetado el culito y ella se lo ofrecía a Mauro en la primera!. Mauro la ensartó por su agujero chiquito, luego de lubricárselo con una crema de manos y luego yo la penetré al mismo tiempo en su vagina, le hicimos una doble penetración deliciosa, le bombeamos las dos vergas adentro de su cuerpecito, después nos cambiamos de posiciones y ahora yo la cogia por el culito, en verdad era estrechito, a pesar que no era la primera vez que lo hacía por alli. Luego de fornicarla, la bañamos de leche esa noche. Pero, la cosa no termina alli, pasaron los días y le pedí que ahora yo quería hacerlo con dos mujeres y que ella incluyera a alguna de sus compañeras. La escogida fue Aby una morenita de pequeña estatura, pero bastante caliente según me di cuenta en la cama.
A ambas las penetré por el culo y por la vagina, mientras me cogia a una, le mamaba las tetas o el coño a la otra, fue una experiencia erótica increíble. Aby era insaciable, ella era la primera que me mamaba la verga poco después de que echara leche, quería seguir cogiendo conmigo. Cuando la llevé a su casa, poco después de dejar a Pamela, me insinuó que la llevara otra vez al motel, yo ya estaba seco, me había venido tres monumentales veces y estaba agotado, por lo cual me negué.
Con Pamela todavía cogimos un tiempo después de terminar sus prácticas, y aún sigue teniendo su mismo novio.