Un día común y corriente fui a casa de mis vecinos a buscar a mis amigos para jugar futbol. Salió mi vecina muy bonita, delgada y con una colita muy atractiva, y el resto no estaba formada aún. Mi vecina me dijo que sus hermanos no estaban, que habían salido con sus papás y que más bien, ya que había ido, le ayudara a abrir una puerta que se le había cerrado.
Entré a su casa, ella cerró la puerta y fuimos al dormitorio de sus padres, el problema es que ella quería entrar y ellos lo habían dejado cerrado. Subí por la ventana y logré ingresar, le abrí la puerta y me quedé porque tenía curiosidad de ver qué es lo que quería ella allí. Ella buscó en algunos cajones y no encontró lo que buscaba (que al final nunca fue, que buscaba). Pero entre las cosas que iba rebuscando, encontró unas cintas de video, y las puso a un costado. Finalmente como no encontró lo que buscaba, me dijo que viésemos los videos que había encontrado.
Nos sentamos en la cama de sus papás y comenzamos a ver los videos, y resultaron ser pornos. Con más curiosidad y sin darnos cuenta, nuestros cuerpos se fueron excitando, luego ella me miró y se sorprendió al ver mi short bastante abultado, yo lo miré y no supe como disimular.
Luego los dos sentimos curiosidad por ver nuestros cuerpos y tocarnos como lo hacìan los de los videos. Yo siempre que iba a su casa soñaba con agarrarle la colita, pero no lo hacía porque me daba pena. Ese día ya sobre la cama los dos comenzamos a hacer las cosas que hacían en el video, nos tocamos, nos desvestimos, nos acariciamos, nos besamos y nos excitamos tanto que nos olvidamos del video y comenzamos a disfrutar màs de nuestras compañías. Luego ella metió mi pene en su boca, lo chupó, me hizo doler con los dientes, pero no le dije nada y luego ella me pidió que yo le chupara también el clítoris (que en ese momento no sabíamos como se llamaba). Lo hicé durante mucho tiempo y vi salir un líquido de por allí, mientras ella temblaba en medio de un orgasmo. Luego ella con sus ojos muy abiertos y sus piernas también me besó muy fuerte y me dijo que le hiciera más cosas, que lo estaba pasando bien y que le gustaba mucho lo que hacía. Y, como también yo estaba feliz de todo esto, seguí, le separé las piernas y comencé a meterle mi pene, ella se movía más que yo, y quería ser penetrada muy desesperadamente, yo le introduje el pene hasta que sentí su himen, traté de romperlo, pero ella se quejaba mucho, así que no sabía como solucionar el problema.
Pero ella me dijo que mejor yo abajo y ella arriba, me recosté y ella se sentó sobre mi pene, se lo fue metiendo poco a poco y como también le dolía, salió un poco, y... se dejó caer con todo su peso sobre mi pene, su himen se rompió y ella dió un grito muy fuerte, sonrió y comenzamos con el mete y saca. Fue excelente, fue una experiencia maravillosa. Ella sonreía, gritaba, lagrimeaba, y disfrutaba del sexo.
Finalmente me vestí y me fuí antes que llegaran sus papás.
Durante más de tres años, ella fue mi mujer, siempre que salían sus padres a trabajar, esperaba a que sus hermanos se fueran a jugar futbol, y yo me quedaba con ella. A veces decía que me dolía la rodilla, el pié, la espalda o lo que sea, para no jugar futbol y para quedarme en su casa, con ella. Hicimos el amor, dos o tres veces por semana durante tres años.
El último año, fue mejor, porque ya no lo hicimos en su casa, lo hicimos en casa de una amiga de ella, que también se quedaba sola, y lo hacía con mi vecina, y con su amiga, y poco a poco, fueron citando a más amigas que quisiera disfrutar del sexo.... pero esa historia es bastante larga y ya se las contaré más adelante. Sólo les adelanto que el último año, hice el amor por lo menos con 20 chicas entre 12 y 15 años. Yo tenía 17 y ya era un maestro.