Corriendo
( Relatos Heterosexuales )



Estaba de vaciones y me decidí por coger la bicicleta para hacer un poco de ejercicio lo cual me gusta. Me puso el culotte y el maillot. Cogí el camino exclusivo para bicicletas y llegué hasta las afueras del pueblo. A partir de allí había que ir por un camino mal asfaltado, por lo que la bicicleta votaba en exceso.

Normalmente pasaba por una zona de chalets adosados que han construido hace poco debodo a que hay una fuente y de esta forma me puedo refrescar. Me suelo sentar en alguno de los bancos para recobrar fuerzas. En eso que me doy cuenta que en una de las ventanas se ve la silueta de una mujer, por lo que me decido a acercarme para ver mejor. Es una mujer de unos 35 años, de pelo castaño y delgada. Parecía que estaba haciendo ejercicio, lo cual supe cuando pude verle el maillot que llevaba puesto, el cual marcaba su figura.

Desde aquel día empecé a frecuentar y espiar ese lugar. Un día me dí cuenta que esta mujer estaba en otra habitación distinta y para mi sorpresa me fijé que era la ducha porque ella tenía en la mano el microfono de la ducha. Este hecho hizo que tuviera una erección de escandalo, por suerte estaba solo.

Pero el mejor día vino cuando iba en la bicicleta dirigiendome hacía este lugar de culto, una moto me adelanta pero pasa demasiado cerca de mi lo que provoca que perdiera el equilibrio de la bici y me cayera haciendome unos rasguños en la zona de la cadera derecha y el muslo irquierdo. Resultó que quien me provocó el accidente era la mujer que espiaba. Se paró y mm preguntó que tal estaba y al ver mis heridas se ofreció a curarmelas en su casa (me dijo que vivía cerca, como si no lo supiera).

Al llegar a su casa, dejé la bici en el garaje junto a su moto. Subimos al cuarto de baño porque dijo que allí tenía las vendas y demás material sanitario.

Cuando llegamos vimos donde tenía las heridas, a lo cual dijo ella: Tendrás que quitarte el culotte para poder curarte bien. A estas palabras yo reaccioné poniendome colorado debido a que dabajo del culotte no llevaba nada, lo cual era lógico. Dijo que no tuviera vergüenza, con lo que no me quedó más remedio. Cuando me los quité, yo tenía un pene más tieso que la Torre de Pisa. Ella, al verlo, se sonrió pero no dijo nada, se dedicó a limpiarme las heridas, lo cual provocaba que me fuera rozando el pene con sus curas, lo que hacía que mi falo se mantuviera erecto, la cual ya me era dificil mantener sin explotar. Una vez que terminó con la cura me invitó a tomar un refresco a lo cual accedí, pero cuando me disponía a ponerme el pantalón ella me lo impidió, excusandose en que ese estaba roto y que me iba a dejar uno. Mientras ella iba a por el pantalón me mandó al salón. Cuando regresó cual es mi sorpresa que llega, pero sin nada puesto a lo que yo reaccioné con mi polla de nuevo! tiesa. - Creo que necesitas algo que te refresque un poco. Dijo ella. Cogió una cubitera, sacó un par de hielos y me empezó a pasar uno por los testículos, por el pene, fue subiendo hacia mis tetillas y luego por mi boca. Yo estaba a punto de correrme. Cogió mi polla y empezó a masturbarme.La dije que estaba a punto de explotar a lo que reaccionó metiéndosela en la boca y aumentando el ritmo de la masturbación. Entonces eyaculé en su boca; ella se fue tragando toda la leche.

Cuando se iba a incorporar, estaba arrodillada frente a mi falo, la cogí de la cintura y echándola sobre mi nos tumabmos sobre el sofa y la besé en los labios, los cuales sabían a mi semen. Nos estuvimos magreando todo lo que pudimos. Mi palo se volvió a endurecer. Me dediqué a besarla por todo el cuerpo deteniéndome en su lóbulos, en sus senos (eran una exquisitez, sabían a miel, los cuales permitían todo tipo de toqueteos y poderlos estrujar, a pesar de no ser muy grandes) y acabando en su Monte de Venus. Cuando llegué a ese rincón se empezó a excitar sobremanera hasta lograr un gran orgasmo, después tuvo varios.

Me decidí y empecé a intriducir mi pene en su nido, ella gritó de placer, me pedía que se la metiera toda. Empecé a acelerar el ritmo y ella se sentó sobre mi pene y cabalgó como una loca. Cada vez estaba más excitado y además tenía la vista de sus tetas votando. La cogí y la puse sobre la mesa y continué con el mete saca, alternando la frecuencia de ritmo acelerado con ritmo más pausado. En el punto de que estaba a punto de correrme, me salí de ella y se la puse en la boca para que la besara y lamiera. La eché sobre el suelo y desde su lado se la volví a meter. Al poco de bombear solté toda mi carga de semen en su interior, ella respondió con un orgasmo increible. Después de unos segundo, se dio la vuelta y estuvimos besandonos largamente. Me vestía con el pantalón que me dejó, según me dijo de un antiguo novio suyo. Desde entonces la visito muy a menudo.




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Categoria
Heterosexuales

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