Mi jefa
( Relatos Heterosexuales )


Si bien hacía mucho que trabajaba para Sandra nunca me animaba a mirarla con otros ojos que no fueran los de jefa. Siempre fue de esas jefas estrictas, complicadas… jodidas, digamos. Me acuerdo de la primera entrevista de trabajo. Eran unas 12 personas en la oficina y me hicieron pasar a hablar con uno de los responsables de área. De ahí, a la oficina de ella. De entrada me di cuenta que era una femme fatale.
Para hacerse una idea: sé que ahora tiene 42 años porque fuimos todos a festejar su cumpleaños pero en ese momento tendría 40. Pantalón de vestir, zapatos con taco, camisa bien apretada al cuerpo y el pelo prolijamente peinado. En sus manos tenía sus lentes y unas hojas, que luego me iba a dar cuenta que era mi cv. Empezó a hacerme una serie de preguntas de rutina y yo no podía contestar tranquilo, no por el trabajo en sí, sino porque era para mirarla a ella nomás y me distraía todo el tiempo. Ojos marrones, pelo oscuro, casi hasta la cintura. Un cuerpo bien trabajado (se
notaban las horas de gimnasio), culito paradito y tetas que daban la sensación de estar hechas. Cuando pasó la primera entrevista salí muy caliente con ella y no me importaba conseguir el laburo; hubiera dado cualquier cosa por encontrarla en algún lugar de noche en ese momento.
Al tiempo me llamaron del estudio para ofrecerme el puesto. Acepté. Y hace más de 2 años que sigo acá. En ese tiempo no podía parar de mirar a Sandra. Sus tetas eran increíbles, siempre tenía algo puesto que las marcaba. Ese culo hermoso iba y venía a mi escritorio y no sé cómo hacía para aguantarme las ganas de cogerla ahí nomás. Ver a esa mina ir y venir hacia mí no hacía más que ponerme muy duro. Más de una vez fui al baño a pajearme o cuando salía me iba a coger con alguna amiga de esas que no fallan, pero no era lo mismo.
Siempre intenté contenerme y creo que lo lograba bastante bien. No sabía en qué andaba ella y nunca me animé a decirle nada por una cuestión de laburo. Aunque no lo necesitara, me hacía bien y de sólo pensar que si por ahí me le tiraba encima podía no verla más, me mantenía en el molde.
En una fiesta de esas de fin de año, nos juntamos todos. En la oficina somos 13. Y tengo un par de compañeras que zafan bastante bien. Alguno me dijo una vez que varias de esas chicas estaban cailentes conmigo, pero yo sólo podía pensar en cómo sería cogerme a Sandra. Me la imaginaba tremenda en la cama, una de esas minas dominantes y que no te dejan parar ni un minuto. Se sentó lejos, en la cabecera de la mesa, como buena jefa. Todos empezamos a tomar y cuando llegó el momento de bailar, fuimos a la pista. Era un lugar para comer y bailar, un boliche lindo, bastante de moda. Pero cuando llegué a la pista, me di vuelta para ver si Sandra venía y la vi agarrando su cartera y saludando a los que estaban más cerca. Me puse bastante mal, era mi oportunidad de verla deshinibida y nada iba a pasar. Tenía dos opciones: me iba a mi casa o me
quedaba bailando. Me quedé. Y la pasé muy bien. Porque entre varias copas, una compañera, Andrea, se me empezó a tirar encima de a poco y esa noche nos fuimos juntos. Cogimos toda la noche. Acá empezaba lo mejor…
Andrea zafa. Es buena mina y tiene buen cuerpo dentro de todo. 32 años, separada, una mina piola. La primera noche que cogimos, me llevó a su casa y me chupó la pija de una manera increíble. Pero no era Sandra. Mi obsesión con Sandra crecía cada día más. Mientras tanto, me conformaba con que Andrea me calentara en el laburo. Me mandaba mails diciendo: "como te voy a coger en un rato", "si pudiera iría ahora y te chuparía esa hermosa vergota que tenés" y cosas así. Y siempre buscaba la excusa para arrimarse
a mi escritorio. 6 meses pasaron con Andrea hasta que un día me llegó el correo de Sandra.
Mi jefa, la que tantas calenturas me había hecho agarrar me pedía por favor que ese jueves me quede en la oficina después de hora que tenía que hablar conmigo. La intriga me mató todo el día. Andrea me propuso ir a su depto y matarnos esa noche pero le dije que no podía y le resultó raro. Le expliqué y sin decir nada se fue. Creo que enojada. Me acuerdo que entré a la oficina de Sandra con algo de miedo y me dijo: "hacía rato que tenía que hablar con vos". Siempre pensé que era por laburo pero me disparó casi sin dejarme decir algo: "me enteré que te estás cogiendo a Andrea, es verdad esto?". Yo no sabía qué hacer, me quedé sin palabras. Y Sandra agregó: "tengo que saberlo, no me gusta que pasen estas cosas en mi oficina". Mis palabras no salían de mi boca. Me había quedado mudo. Ella se paró de su silla, se acercó a mí y me dijo mirandome seriamente: "si alguien coge en mi oficina tengo que saberlo, porque yo soy la jefa de estas oficinas y si alguien tiene semejante pija como dicen las chicas que
tenés, la tengo que conocer".
Creo que esas simples palabras me pusieron al palo. Lo que sigue es simple, la saqué y me empezó a chupar la pija como nunca nadie lo había hecho. Me comió la cabeza con ganas, me apretaba el palo de una manera que no se puede describir y ni hablar de cómo metió mis bolas en su boca. Después me arrastró hacia su escritorio y me puso boca abajo y empezó a chuparme el culo y hacerme una paja
mortal. Cuando ya estaba a punto de acabar, me ordenó sacarle la ropa. Casi se la arranqué toda junta, desesperado por verla desnuda. La tiré con violencia en
su silla y me fui a comerle la concha. Le empecé a lamer suave la concha por fuera. Era muy linda. En mi desesperación por comersela, no me di cuenta que todavía tenía puesto el corpiño. Se lo saqué con mis manos mientras seguía lamiendole la concha. Sin usar mis dedos le empecé a abrir los labios con mi lengua y terminé con mi lengua bien adentro suyo. Su gustito me excitaba cada
vez más, estuve a punto de acabar si no fuera porque ella me agarró del pelo y me llevó a lamerle sus tetas. Se las mordí con desesperación mientras le metía 1, 2, 3 dedos en la concha. De golpe me empujó hacia atrás y me dijo:
"chupate esos dedos". Se excitó mientras me chupaba mis propios dedos con gusto a su conchita. No aguantaba más. Quería sentir mi pija ahí adentro.
Pero Sandra siempre fue la jefa y me ordenó pajearme para que ella me viera jugar con mi pija. Empecé a pajearme mientras la miraba a ella que disfrutaba. Mojé mi pija con mi saliva, por pedido de ella y cuando estuve a punto de acabar, paré. "Por qué parás?" Porque no puedo más, voy a acabar y quiero cogerte; fue mi resupesta. "Y quién te dijo que me ibas a coger? Estoy en pareja, sabés?" Eso no hacía más que seguir excitándome. "Vení pendejo, trae esa pija a mi boca". Me acerqué y cuando estaba casi en su
cara, la levanté y la abracé contra mí. Sus tetas en mi pecho se apretaron con furia y su concha sentía latir mi pija desde afuera. Me vas a decir que no la queres sentir adentro? Ya se había ido mi respeto, y dejé de tratarla de ud. "Convenceme, pero yo sin forro no cojo". Esas palabras me mataron. No teníamos forros a mano y pensé que no iba a poder cogerla. No sabía si otra oportunidad como esa se me fuera a presentar más adelante así que sin pensarlo la senté sobre el escritorio, abrí sus piernas y metí mi pija hasta el fondo. El grito que pegó se debe haber escuchado desde otras oficinas en el edificio pero no me importó. La cogí con tanta furia que gritaba y gemía cada vez que
entraba y salía mi pija. La agarré de la cintura y le dí sin parar durante 10 minutos. Cuando no aguanté más, paré un poco el ritmo y me dijo: "no pares pendejo, seguí cogiendo o te echo", pero no aguanté más, saqué la pija y
le tiré toda la leche en la panza. Después me acosté arriba de ella que me dijo al oído: "me encantó. Ahora te vas a cambiar y nos vamos a ir cada uno por su lado pero sabés que ahora estoy va a seguir, no?"… (continuará)




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Nombre do Relato


Codigo do Relato
1939

Categoria
Heterosexuales

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