Lucía empieza a vivir
( Relatos Cuerno )



Lucía tiene 23 años, es rubia, pelo largo, un metro sesenta y cinco con todas la curvas puestas en su lugar pero... Triste...

Lleva cinco años de matrimonio, se casó a los 18 cuando quedó embarazada con el único novio que tuvo, noviazgo que sólo tenía unos meses, no se puede decir que se haya enamorado, la empujaron sus amigas...

No es nada feo y tiene un auto nuevo... Tendrá seis años más que vos pero con el sueldo que cobra te da todos los gustos... No vengas con que es aburrido, te lleva a pasear a dónde le pidas...

Así empezó a salir con Sabino, si hasta el nombre le resulta aburrido y antiguo...

A los dos meses de casada los problemas se multiplicaron, a parte de no tener una vida placentera en el matrimonio comenzó con problemas de salud que terminaron con el embarazo y una infección que le quitó toda posibilidad de ser madre. A esto le siguió un tiempo de depresión, lo único que la sacó fue su empeño en seguir con su carrera de educación física, pasaba el día entero entrenando y si no llegó a obtener el título fue por falta de constancia en el estudio, mientras estaba en actividad iba bien pero sentarse a estudiar... Al quedarse quieta surgía esa necesidad... un cosquilleo en todo el cuerpo...

Con el tiempo se dio cuenta que pasaba... Lucía no tenía vida sexual, eso que pasaba una vez por semana o cada diez días no se podía llamar hacer el amor... Alguna noche Sabino, con la luz apagada y sin ningún juego previo, se subía sobre ella y en menos de diez minutos con unos bufidos grotescos eyaculaba y listo... Eso era el amor para Sabino... A lo sumo se le escapa un que buena estás y a veces hasta le daba uno que otro beso...

Lucía trató en varias oportunidades hablar con Sabino, aprovechó las charlas que daban por televisión sobre sexología pero para él eso era publicidad barata, esas cosas pasan en las películas y los libros pornográficos, la gente decente no se fija en eso...

Hace dos años dejaron el departamento y se mudaron a una casa en un barrio residencial, parque, pileta, tranquilidad y un muro que le daba intimidad total. Esa intimidad y tranquilidad en esas tardes calurosas disfrutando de la pileta y el sol animaron a Lucía, empezó a invitar a Sophia, su amiga de toda la vida y la única que nunca estuvo de acuerdo con el casamiento de Lucía con Sabino.

Así, desde que Lucía le dijo a Sophia que la única ventana que se veía desde el parque era de una casa abandonada, empezaron a tomar sol cada vez con menos ropa, tangas cada vez más chicas, topless y hasta llegaron a nadar desnudas...

Sophia no dejaba de preguntar a Lucía por qué estaba siempre con cara de insatisfacción, directamente sacaba el tema sexual pero esta la esquivaba y cambiaba la conversación pero tanto insistir la convenció y la llevó a una de las reuniones de venta directa de juguetitos sexuales que organizaba como extra a parte de su trabajo.

Esta invitación le valió a Lucía una discusión bastante fuerte con Sabino que siempre trataba a Sophia de atorranta y que era una mala influencia pero Lucía no cedió y defendió a su amiga. Al final quedaron en que haga lo que quiera pero él no pensaba aprobar nada de eso.

En esta reunión conoció a mujeres mucho más liberales de lo que esperaba, sin más vueltas le dijeron que no podía vivir sin tener un orgasmo cada tanto, que si no se buscaba un amante al menos que se masturbe mientras trataba de cambiar la actitud de su marido. Todo esto primero asustó a Lucía que se había criado en una familia muy pacata en la que no se hablaba de sexo nunca y de ahí asó a su vida con Sabino que no era mejor pero claro, también despertó su curiosidad...

Una tarde, cuatro días después de la reunión de Sophia, Lucía estaba sola al borde de la pileta, hacía un calor de esos sofocantes que presagian tormenta. Una vez seca la piel del último chapuzón se empieza a pasar crema para el sol... Estaba sin corpiño y pasar sus dedos por los pezones sintió una cosquilla por todo el cuerpo... Por lo general al pasar esto dejaba enseguida de tocarse pero esta vez, influenciada por la charla en lo de Sophia, se animó a seguir...

Los pezones se erizaron y la respiración se agitó...

El simple roce pasó a ser una caricia firme...

Apretó sus tetas como nunca se había atrevido...

Con los ojos cerrados comenzó a jadear y una de sus manos bajó por el vientre y con timidez acaricia la tanga...

Se arquea la espalda...

Los dedos buscan dentro de la tanga hasta encontrar ese punto siempre había esquivado...

El clítoris se yergue como nunca antes, se moja...

El rubor cubre el rostro de Lucía y los jadeos se atoran en su garganta...

El grito con que culmina el orgasmo de Lucía la trae a la realidad...

Pasada la impresión de la primera experiencia Lucía vuelve a masturbarse en los días que siguieron. Se siente bien, afloja su cuerpo más que cualquier ejercicio...

Al mes va a otra de las citas de Sophia, con mucha timidez comenta su experiencia y termina comprando un vibrador, uno chico, todo metálico muy liso porque tiene miedo que los otro la lastimen. Lo acompaña con un lubricante que le recomiendan por ser también excitante. Todo esto lo lleva escondido a su casa, si lo encuentra Sabino le espera una pelea.

Pasado un año desde que compró su primer consolador hoy Lucía está ansiosa por probar un chiche nuevo, un hermoso pene de silicona con un adicional para excitar el clítoris. Lo tiene hace dos días pero justo fueron los que viene Juana, la señora que viene a ayudar en la limpieza de la casa y que Lucía piensa que está puesta por Sabino para vigilarla.

Tal vez por haber sido el lugar de su primer acto de liberación sexual Lucía prefiere la pileta y el parque para jugar con su cuerpo. Lleva sus dos juguetes al borde de la pileta y nada unos minutos mientras su excitación va creciendo. Se saca su traje de baño, ya hace tiempo que nada y toma sol desnuda con naturalidad, a pesar de las quejas de Sabino que la trata de desvergonzada, se acaricia con la crema bronceadora y lubrica primero su viejo vibrador metálico.

Despacio pasa el vibrador por sus pezones hasta que se endurecen, acaricia su cuello, los labios, saca la lengua y recorre suave todo el consolador, recién entonces lo enciende y pasa otra vez a los pezones, ahora sí baja a la entrepierna, juega con su conchita, ya siempre depilada, no se olvida de su culito, en este último año ha aprendido mucho... Por práctica propia y por muchos videos...

No tiene apuro, sabe que puede tener todos los orgasmos que quiera... Acaba dos veces con el vibrador viejo, una vez en su conchita y después un delicioso orgasmo anal... Ahora está lista para estrenar el nuevo... Antes de lubricarlo lo chupa, lo lame y se acaricia con él... Es distinto al otro, flexible, tibio por haber estado al sol...

Lo que no sabe Lucía es que hace una semana que la casa del fondo, la única de dos plantas, se vendió y ahora el empleado que está empezando los trabajos de refacción está, como hace tres días, disfrutando del espectáculo que ella ofrece. Hasta ahora sólo la había visto nadar y tomar sol pero hoy Lucía además de excitarse ella está poniendo a mil por hora a Pedro, el obrero.

El vibrador empapado por el lubricante y los jugos de Lucía ya está cumpliendo su trabajo, las expectativas de Lucía están más que cubiertas, su excitación es muy superior a la esperada... Con lo ojos cerrados las fantasías sacan a Lucía de la realidad, gira sobre la toalla y se estremece en un intenso orgasmo...

- Me parece que necesitas ayuda

En un sobresalto Lucía abre los ojos y en medio de la confusión que le provoca su excitación se da cuenta de que la mano que siente en su teta es real, no fruto de su fantasía. Intenta zafarla pero el hombre es muy fuerte y la mira con una sonrisa

- Tranquila, no te voy a lastimar pero después de lo que me estabas mostrando no pensarás que me quede sin hacer algo

- ¿Quién sos? Yo no te mostré nada

- Que te bañes en bolas vaya y pase pero... Que te hagas la paja mirándome y que no me venga para acá es mucho pedir nena...

Mientras dice esto Pedro, que de él se trata, amasa las tetas con una mano y con la otra baja hasta el pene de silicona, que sigue vibrando dentro de Lucía, lo hace girar algo y lo mete y saca jugando con la excitación de ella que con el agregado de la adrenalina fruto del susto parece haberse multiplicado y reacciona con un gemido arqueando la espalda.

Esto es lo que necesita Pedro para lanzarse... La lengua de Pedro recorre las tetas de Lucía con dedicación, nunca tuvo una belleza así, ni siquiera las putitas pagas, el es un simple albañil, no es que sea feo, pero es un hombre ordinario, no tiene casi educación y siempre se movió en ambientes de otra categoría que los de Lucía. Casi cuarenta años, piel curtida por el trabajo lo mismo que el cuerpo, fuerte, duro... Lo opuesto a Sabino que era el clásico oficinista que para colmo no hacía mucho ejercicio.

Pedro se toma todo el tiempo del mundo en recorrer ese cuerpo que siente tan delicado que apenas roza por miedo a que se rompa pero eso que es tan suave para Pedro es lo más viril y recio que ha vivido Lucía y la hace entregarse por completo, toma la cabeza de Pedro y la va guiando a su sexo... Siempre quiso sentir una lengua ahí y Pedro no la decepciona, sin sacar el vibrador lo aparta para liberar el clítoris y lo trabaja con su lengua y con un dedo volviendo loca a Lucía que acaba en un ¡Sííí! interminable.

Viendo la entrega de Lucía y sabiendo que la hizo acabar, Pedro se saca la ropa tranquilo... Lucía muy excitada lo mira y se acaricia los pezones...

El miembro de Pedro está parado y Lucía no puede sacar los ojos de él...

- Te gusta... Tomalo...

Lucía nunca había tenido un pene en su boca pero Pedro no le dio muchas opciones, sin más se lo puso entre los labios y empujó hasta que entro y le provocó una arcada...

- Bueno, vamos despacio, chupá de a poco...

Así por primera vez Lucía mamaba una verga, mucho más negra que la que conocía y sobre todo con menos apuro...

Pedro disfruta la boca de Lucía un buen rato dejando que ella marque el ritmo y mientras le acaricia las tetas y el clítoris... Así se agacha sobre ella para lamer y mordisquear...

Así la va girando y lamiendo la espalda llega al culo... Separa los glúteos y lame... Lame ese anillo rosado, sin vello, lo besa casi con desesperación y Lucía jadea, gime... El vibrador sigue en su vagina... La excitación ya es la única que manda entre ellos...

- ¡Qué culo más bueno!

- Por favor no...

- Te vi gozarlo hace un momento... Ahora no me jodas...

- Yo nunca... ¡No!... Despacio ¿si?

Pedro la pone como perrito y mete la lengua en ese anillo perfecto que es el culo de Lucía, ve el pomo de lubricante y se pone en los dedos y termina la resistencia de Lucía que se relaja y vuelve a gozar sin restricciones... Sabe que va a pasar y ya lo desea...

Pedro se unta el pene y lo apoya en la entrada... Su cara es todo placer y morbo... No puede creer tener así entregada semejante muñeca... Lucía está en la nubes... Jamás se sintió tan atendida por un hombre así, no importa que le pueda doler o que el tipo es un desconocido o... No le importa nada, quiere gozar y punto...

- Nena ahí va...

- Despacio... Me va a doler...

- No, si estás re-caliente...

- Ay... Ay... Ay...

Pedro a la vez que empuja gira el consolador y lo apoya contra el clítoris, esto hace que Lucía se afloje y el pene entra... La cara de Pedro es todo placer... Sigue empujando despacio, Lucía gira la cabeza y lo mira, sabe que no hay dolor, está ajustado pero sintió como se abrió sin lastimar... Lucía se agradeció haber jugado un rato antes con el vibrador en su culo y sin pensar le sonrió a Pedro que empujó hasta el fondo y salió... Entró otra vez y así fue acelerando y acelerando también la excitación de ambos...

- Te está gustando

- Callate...

- Decime que te gusta... Vamos, movete vos también...

- ¿Así?

- Sí... ¿Y, te gusta?

- Seguí... Seguí... Voy a acabar... ¡ACABOOO!

- Aguantá... Yo también... ¡Esooo....!

En ese último grito se aflojan los dos... Pedro cae al costado de Lucía que no logra calmar su respiración... Pedro le saca el vibrador y esto la tranquiliza poco a poco...

Pedro se viste sin dejar de mirarla...

- Voy a estar un tiempo trabajando en la casa del fondo, cuando necesites otra ayudita salí con esos juguetitos que en cuanto te vea vengo.

Se agacha besando a Lucía en la boca y se va saltando la pared del fondo...




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Codigo do Relato
4942

Categoria
Cuerno

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