UN TRIO CON MI EX
( Relatos Confesiones )



un trio con mi ex

Trio con mi ex pareja y su esposo en un club.
Había tomado unos días de vacaciones. Estaba aburrido y se me ocurrió la idea. Asistir a un local liberal.   Aquel día no había gente. Aunque para mi era un día vacacional, lo que hacía que hubiera poco público en el local. Aún así, me pareció acogedor y decidí tomar una copa. Las pocas personas que había se encontraban en el bar. La parte interior, donde se encontraba el jacuzzi y el resto de instalaciones eróticas estaba totalmente vacío, lo que me producía confianza. A pesar del escaso público decidí pedir un trago. Me quite la ropa y me puse unas toallas para dirigirme a la jacuzzi. Estaba solo pero el ambiente era perfecto. El agua caliente permitía poder estar un poco excitado con mi cuerpo totalmente desnudo. Apenas llevaba unos minutos cuando unas personas entraron a la sala y se dirigieron al jacuzzi. era mi ex pareja con la cual culie por mucho tiempo, Se colocaron alejados de mi aunque sin dejar de mirarme. Yo los miraba, pero en realidad miraba a la pareja pero o sorpresa era mi ex pareja con su esposo, que a pesar de haber pasado de los cuarenta, sus pechos siguen causando sensación ya que eran muy grandes. A los pocos segundos, me acerque a donde estaban, situándome al lado de Silvia, su mujer. Y salude muy amablemente, mi ex pareja no tuvo otra alternativa que presentarme a su esposo, te presento a Wilo mi ex. Le dije que aún se conserva como le había conocido, que sus senos y su vagina estaban igualitos y de inmediato mi mano se dirigía a sus senos. Comencé a acariciar su seno. Su esposo noto que se puso tensa, incluso se puso de pie. Pensé que estaba incómoda con la situación, pero enseguida noté como sus pezones se erizaron. Recuerdo que rara vez la veía así, sólo cuando se excitaba mucho, por lo que supe que estaba bien. Ella comenzó a tocarle a su esposo. Aquella era una situación distinta, sólo estábamos Julio, como así me dijo que se llamaba, Silvia y yo.
El siguió con su pecho, yo tenía en mi mano el otro. Ella se levantó ligeramente para dejarlo fuera del agua para que yo pudiera besarlo, lamerlo e introducirlo en mi boca. El me imito e hizo lo mismo. Me aparté y me situé a su espalda, sentándola sobre mi. Me sentía excitado, y ella podía percibir mi verga que se apoyaba en sus nalgas. Separó sus piernas y las situó alrededor de las mías, dejando su sexo abierto. Mi mano izquierda se dirigía de su estómago a su pecho, donde Su esposo no paraba de lamerlos y besarlos. Mi mano derecha tocaba sus cachetes, y cuando bajaba un poco más, me encontraba con la mano de Julio, sabia el que la mantenía entre mis piernas, y que mi dedo estaba dentro de ella. Le gustaba la situación y se lo dijo a su mujer. yo intentaba besar sus labios pero ella se escabullía, supongo que por timidez al encontrarse su esposo en la jacuzzi, aunque le habría gustado vernos. Los tocamientos por parte de mi se hacían cada vez más evidentes, a la vez que era más notable la excitación de Silvia, que se estaba poniendo, como podría decirse vulgarmente, “a mil”. Ella se separó de el se dirigió hacia mi, que yo seguía buscando con mi boca la de mi ex pareja de manera inútil, y me tenía que conformar con besar sus mejillas, sus hombros y cuando éstos sobresalían del agua, los senos. ella comenzó a masturbarme. Contemplaba el movimiento de su mano, que a veces chapoteaba y parecía que el agua hervía. El vaiven de los brazos de mi daban fe cuando tocaban el sexo de Silvia. Sentía cuando la mano llegaba a su clítoris, pasaba sus dedos por sus labios y al final mis dedos se introducían dentro, mientras que ella me hacía una paja con todas las consecuencias. Estuvimos unos instantes. Su esposo se había quedado apartado contemplando el espectáculo con mi ex pareja. Cuando Silvia le miró, imagino que se sintió mal por haberle dejado al margen del espectáculo, aunque el estaba disfrutando al máximo. Fue entonces cuando su esposa decidió parar y se fue a su lado. Yo lo respete y me quede apartado, a unos metros de ellos, pero a la suficiente distancia para poder mantener una conversación intrascendente, y de esta forma crear un ambiente más acogedor. No había más gente en la sala por lo que decidimos salir. Lo hizo Silvia primero, después yo, siguiéndome Su esposo. Nos pusimos los tres las toallas, casi en penumbra, ya que los bordes del jacuzzi apenas estaban iluminados.
Yo me había quedado con ganas de más. Decidimos volver a la barra. Su esposo tomó la delantera. Cuando estábamos más o menos en el centro, donde una luz iluminaba un diván, fue cuando decidió a dar un paso más.
•       Su esposo¡¡¡¡ mira WILO Has visto lo guapa que esta mi mujer? – Dijo mientras soltaba su toalla y la dejaba completamente desnuda ante sus ojos.
•       Ya lo creo. Sigue fantástica, y sus tetas no cambian. Eres afortunado. Además, tengo que decir que me encantan las vaginas depiladas. – Dije acercándome a ella y volviendo a darle un beso suave en su pezón y a rozar la raja de su vagina.
Silvia se ruborizó. No esperaba esa reacción de el. estaba a punto de explotar, y ver a su mujer con otro hombre, y saber que ella se sentía cómoda me daba alas para seguir con mi fantasía. Mientras él seguía a lo suyo, yo continuaba apretado a su espalda. Fue cuando el la susurro al oído para que supiera su actitud en ese momento.
•       Cariño. Puedes hacer lo que quieras. Estoy muy caliente. No hay límites, sólo los que pongas tú. De momento puedes empezar por besarle a Wilo. Sé que lo estás deseando.
En el mismo pasillo, volvi a besar sus mejillas, sólo que un movimiento de ella hizo que sus labios se encontraran. De los labios pasaron a las lenguas que se juntaban de forma descarada ante el. Lleve mi mano a su pecho. El acariciaba su cintura y de vez en cuando sus manos se iban hacia delante. Llevo su dedo a su vagina para comprobar su temperatura y excitación y salió completamente mojado. Lo estaba disfrutado.
•       Silvia Wilo Vamos al sofá. Estaremos más cómodos. – Dijo Julio esperando sobre todo que Silvia aceptase.
No dijo nada, pero se dirigió hacia donde había dicho. Estaba claro que íbamos a saltarnos los límites, lo que no sabía era hasta donde seria capaz de llegar. Silvia es una mujer tímida, y lo de ir a locales liberales era algo nuevo para ellos. Ella se tumbó, y nosotros hicimos lo propio. Uno a cada lado y ella en medio. De nuevo yo comencé a acariciar y besar sus senos. El prefirió dirigirse a su cara y besar sus labios.
•       Julio dice-Te quiero. –. – Y quiero que sepas que estoy muy excitado. Nunca te he visto tan liberada y me gusta.
No respondió. Se limitó a besarle y a gemir, sin duda por las incursiones hacia su sexo que ya empezaba a realizar yo. Le besaba de forma lenta, y mirando a sus ojos podía observar que se sentía bien. El no sabía hasta donde podía llegar. En realidad yo tampoco conocía los límites a los que mi ex estaría dispuesta. Yo me incorpore y comencé a besar su cuerpo, bajando desde los pechos a su estómago, de ahí a su vientre hasta llegar a sus piernas, e inmiscuirme entre ellas. Vio como separaba sus piernas completamente. Se incorporé para ver como la lengua de Su ex culiador acariciaba el sexo de su esposa. Su verga estaba tan erecta. Ella lo notó y se dirigió a él para introducirlo en la boca ya que es buenisma para mamar. No le costó trabajo que un chorro enorme de semen cayera sobre su rostro. se apresuré a limpiarla y a seguir con el espectáculo. Mientras, Yo no dejaba de refregar mi lengua en la vagina de Silvia. La notaba más excitada que nunca hasta que vi que se estremecía mientras que yo me aferraba las manos a sus caderas para hacer aún más profundo el roce en mi verga. Tras unos gritos que se debieron oír hasta el bar, a pesar de estar a bastantes metros, Silvia se detuvo. Había tenido un orgasmo enorme. Sin embargo, yo no había llegado aún y aunque a petición de ella me detuve, no tarde mucho en volver a acariciarla. Sus pechos fueron de nuevo acariciados y comencé besar sus labios y a meter mi lengua en el mismo lugar en el que el se había corrido minutos antes. El espectáculo entre nosotros hizo que el se recuperase de nuevo. Estaba ya excitado. Ella tocaba y acariciaba el verga de su ex culiador . El estaba situado de rodillas para facilitar los tocamientos de mi ex. Silvia se giró y le miró a la cara. La conocía muy bien. Veinte años sin que yo lo culiara sorprendía el deseo guardado, y el   lo conocía bien a su pareja. Sabía que quería dar un paso más y yo estaba encantado que sucediese.
•       Él dijo- lo estoy pasando muy bien. Es la mejor experiencia sexual de mi vida. Tienes vía libre. Puedes chupársela, puedes Culiarle, puedes............. hacer todo lo que quieras a Wilo.
Seguía con las piernas abiertas, permitiendo que Yo le siguiera tocando. Al escuchar su respuesta, giró su cabeza hacia él y se incorporó para alcanzar mi verga con la boca y volverlo a mamar, como sabe hacerlo a recordar su primera verga en la boca aquella donde aprendió a mamar . Aquello hizo que provocase un mayor morbo. Llevé mi mano a mi verga y a la vez que realizaba una mamada a mi, a el lo pajeaba mientras el pellizcaba con cariño sus pezones que se mantenían firmes. Ella se separó de mi y volvió la cara hacia el. Pensé que lo iba a realizar una mamada por lo que le entrego su verga. Le dio varias mamadas pero le echó el brazo por el cuello y le llevó hacia su cara. La beso, pero quería preguntarle algo.
•       Cariño. Quiero que me culeeee. Puedo hacerlo? – Le preguntó temerosa de su respuesta.
Su excitación y morbo era tal que no podía negarse. Siempre había deseado volverle a culiar a mi ex pareja aunque jamás pensé que se atrevería delante de su esposo
Cielo, te he dicho que no hay límites. Sólo los que tú pongas y si te apetece hacerlo quiero que sepas que a mi me encantaría verlo. Exclamo.
•       Gracias¡¡¡¡¡¡¡¡¡
De nuevo volvió a girarse y ahora fue a mí quien agarró. Lo hizo por el pecho y su boca fue a mi oído para decirme la palabra que liberaba todo.
•       Culeame¡¡¡¡ hazlo como antes lo hacías te deseaba quería sentir nuevamente tu verga dentro de mi.
Su esposo no tuvo inconveniente. Supongo que lo estaba esperando y deseando. Se levantó. Yo aproveché a besar a Silvia que seguía igual o más caliente que antes. El me miró, como que me pedía que lo complazca dándome su aprobación con un gesto que puedo culiarle. Decidió apartarse y colocarse de tal forma que pudiera ver todo el espectáculo. lo tome a Silvia por los muslos, los separe y ayudándome de su mano introduje mi verga en la vagina de mi ex culiadora. Todos Habíamos visto esa escena muchas veces en películas porno, pero jamás en directo y mucho menos siendo la protagonista su esposa. Silvia cerró sus ojos y se dejó llevar mientras que yo empecé con entradas y salidas suaves. Poco a poco se fue incrementando el ritmo. De nuevo julio se dirigió hacia el extremo de la cama, donde se situaba la cabeza de su mujer y llevo su mano a su verga. Lo manejaba perfectamente. Sus pajas eran perfectas. Ahora yo ya me movía como loco hasta que en una de las embestidas me quedó clavado en el interior de Silvia. Le he vuelto a culiar volví a sentir nuevamente esa vagina que era mía, aún no ha entrado una verga más gruesa y grande como la mía así que sentía sus paredes apretando mi verga, y yo había cumplido mi fantasía, volverle a culiar a mi ex. Les invite a su esposo y a ella que saliésemos al bar ya que pretendía invitar a una copa. No obstante, antes de salir, me pidío que les dejara unos momentos solos. Salí, con mi toalla puesta. Silvia me miraba sonriente y yo seguía excitado.
•       Quiero Culiarte yo ahora¡¡¡ exclamo julio
•       Estaba esperando que me lo pidieras. No me apetece esperar a llegar al hotel.
Sin dudarlo se colocó encima de ella. Estaba muy lubricada por lo que ni siquiera tuvo que dirigir su verga con la mano. Se introdujo solo, sin ayuda. Comenzó a moverme y de nuevo Silvia comenzó a gemir. Julio levantaba un poco para poder observar su cuerpo que antes había disfrutado por su ex culiador. Ella se corrió enseguida, apenas le costó unas pocas embestidas ya que yo ya había realizado gran parte del trabajo. El la miraba y recordaba lo que había visto, por lo que no le costó demasiado que su sexo se llenase de su semen. Antes de salir al bar se dieron una ducha rápida y se vistieron. Yo estaba allí y como les prometí les invite a una copa. Los días siguientes a aquel acontecimiento fueron de una excitación increíble. Yo Hacía el amor varias veces al día y recordaba todo lo que había pasado aquella noche. En mi mente pasaba siempre en las situaciones que viví aquel día. Una semana después, Silvia me propuso que deberíamos repetir una experiencia similar,




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Confesiones

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