Sacrificio de madre primera parte.
( Relatos Dominacion )


Carolina, era una mujer joven, bonita, muy guapa ex –modelo, actriz de telenovelas, hacía casi dos años que se había divorciado, su ex, era un productor de Tv, Jorge, algunos años mayor que ella y padre de los hijos de ambos dos mellizos de 5 años.

Carolina tenía ahora 32 años, solo escribía guiones de telenovelas, pero era famosa por interpretar papeles de villana hermosa, la mala de la telenovela, su exitosa carrera le había generado un buen porvenir.
Vivía por y para sus hijos y en estos dos años desde una difícil ruptura de su matrimonio no había, ni tenía deseos de mantener relación alguna con hombres.
-“ ¡ Se te va a cerrar, serás virgen nuevamente ¡”-, bromeaban sus amigas que en vano hacían el intento de presentarle chicos guapos.

Como siempre una mañana se levantó para hacerle el desayuno a sus pequeños hijos a pesar de tener empleada a ella le gustaba hacerlo personalmente.Al mediodía prepararon el almuerzo comieron y partieron hacia el colegio acompañados de la empleada, Carolina se quedó en casa ya que trabajaba en el estudio con un nuevo guión y tenía un breve plazo para terminarlo.
Concentrada en su trabajo la guapa mujer no se dio cuenta que eran 13:30 , María la asistenta no había retornado de llevar a los niños, pero alguna vez que otra María se había tardado, era una humilde mujer de orígen indígena proveniente de Colombia, que fascinada y atraida por la ropa de las vidrieras de los comercios a veces se tardaba.

Hacia las 14:00, sonó un timbre, Carolina se dio prisa al pensar que era María que retornaba y había olvidado las llaves.
Abre la puerta y se encuentra con dos hombres jóvenes, no eran feos, estaban bien vestidos, tendrían 25 o 26 años.
Uno de ellos, saca un teléfono grande táctil, en el está el sujeto con los hijos de Carolina en un Parque cercano al colegio.
-“¿Los reconoce?, los tenemos”-, le dice el hombre.
Suavemente la empujan al interior de la casa, ella no sale del shock.
-“Llame al colegio si duda, le dirán que no están”-, dice el otro joven.
Carolina titubea, toma el teléfono y llama, recordaba una novela en la cual había un secuestro y sabía como la policía recomendaba actuar, no había que perder la calma y obedecer a los captores.
-“Habla Carolina, ¿Se ecuentran mis hijos?”-, preguntó ella a la secretaria de bedelía.
-“No, Señora, María se subió con ellos a un todoterreno verde oscuro, un hombre los esperaba, ¿Algún problema?”-, preguntó la secretaria.
-“No, no, está todo bien”-, respondió Carolina pensando que nadie de sus conocidos tenía un coche de esas características.
Ella asumió que era verdad lo del rapto, miró fijo a los hombres y habló.
-“ ¡Tomar lo que quieran, si es dinero, decirme cuanto, pero no le hagan daño a mis hijos ¡”-, sollozó la mujer.
-“! Queremos tomarla a usted ¡”-, dijo un de ellos con risa perversa, recorriendo con su vista de arriba abajo a la asustada mujer.
-“No, no comprendo”-, dijo ella.
-“Somos sus admiradores, siempre la ví en la tele, mala, perversa y me dije, hay que chingar a esa mujer, si me la cojo seguro que la hago buena, es lo que necesita”-, dijo uno de los chicos.
-“¿Pero están enfermos? ,! eso era una telenovela yo no soy así ¡”-, dice la mujer escandalizada.
-“Vamos al dormitorio”-, dice el otro joven y toma Carolina de la mano.
-“ ¡Esperen, esperen, pueden tomar dinero y pagarse todas las chicas que deseen ¡”-, dice la mujer en un intento de salvar su honra.
-“Te queremos a ti”-, la llevan casi a rastras al aposento.
-“ ¡ Hijos de puta, bastardos, pervertidos, degenerados ¡”-, chillaba Carolina.
-“Cuando termines de insultarnos no seas egoísta y piensa en tus hijos”-, le dice uno de los captores.
La mujer se calla de golpe.
-“Haré todo lo que quieran pero dejar a mis hijos”-, suplica la mujer.
Ahora es ella la que sin forzarle se dirige al dormitorio, seguida por los chicos que le acarician el trasero por sobre la ropa.

Una vez en el dormitorio, ellos se sientan en la cama, Carolina está tan nerviosa que no vé a uno de los secuestradores sacar una pequeña cámara del tamaño de una mano.
-“Vamos, ¡desnúdate!, despacio muy despacio”-, ordena el captor de la cámara.
La mujer obedece, desabotona la blanca blusa y luego el pantalón negro de lycra, ambas prendas caen, ella queda en ropa interior blanca, los chicos se relamen de gusto, ella tiembla y se frena.
-“Suelta tu pelo, quita los aretes, pulseras y pendientes…todo…todo”-, le ordena uno de los chicos.
Carolina obedece, se saca la bijouterie, su pelo ahora suelto es largo azabache casi le cubre los pechos.
-“¿Te quitas el resto de la ropita o te la quito yo?-, pregunta con ironía uno de los hombres.
Ella se quita el sujetador, aparecen unos pechos talla 90, duros, firmes, pezones grandes y rojos, hacía 3 años por exigencias del trabajo, se había puesto implantes o sea hecho las lolas.
Cuando se disponía a quitarse el tanga uno de ellos le habla.

-“Espera, aún no, ven aquí, quítame los pantalones”-, le ordena.
Ella acude a él, le desata el cinturón, baja la cremallera y tira de la prenda,
Sacrificio de madre.
se los quita, a la vista un boxer negro con un gran bulto.

-“El boxer también”-, le ordena nuevamente.
Con las manos temblorosas ella tira de la prenda y aparece una gran pija, 23 cm de pura carne viril que empieza a endurecerse.
-“¡ Mámala toda ¡”-, le ordenan.
Ella hacía dos años que no era tocada por hombre alguno, había perdido practica, tomo la verga con sus manos y tiro de la piel hacia abajo, dejando al descubierto un rojo e hinchado glande, timidamente lo lamió y luego lo metió en su boca, trató de hacer un buen trabajo para asegurarse la salvaguarda de sus niños.Bajó y subió, recorrió una y otra vez el duro falo.
sexo
El hombre gemía y suspiraba.
-“Así, así, toma el biberón, sigue hasta sacarle la lechita”-, le dice el hombre mientras disfrutaba la felación.
El otro chico, el que manipulaba la cámara se había desnudado cintura para abajo con una mano.
Carolina no tardó en sentir como se le llenaba la boca de un fluído, amargo, picante.
-“! Abre la boca y muestrame ¡”-, le ordena el tipo.
Ella abre su boca, se ve toda llena de un espeso y blanco caldo.
cogida
-“! Traga todo, quiero ver tu boca vacía ¡”-, le ordenan.
Ella cierra los ojos, hace un esfuerzo enorme y traga todo el fluído seminal de su boca, tose y abre su boca, para mostrarla vacía.
-“! Bien, bien, así se hace mamasita¡”-, festejan ellos.
El chico que filma se acerca a ella y se masturba en su cara hasta maquillarla con su esperma.
Ella creyó que todo había terminado, habiendo complacido a los hombres con sexo oral.
Pero le dicen, -“Ahora sí quítate el tanga”-, ella se queda congelada, el chico que había acabado en su boca tenía sus 23 cm otra vez mirando al cielo.
-“ ¡ La tanguita, nena ¡”-, le recuerdan.
Ella deja caer la disminuta tanga blanca al suelo, su sexo queda al descubierto con apenas una línea de vello, unos labios largos y rosados permanecen cerrados.

Los hombres se quitan las pocas prendas que les quedaban puestas.

Le indican que se acueste boca arriba en la cama, luego unas fuertes manos le separan los muslos y una boca masculina recorre su vulva y llena de saliva su vagina.


Ella mira a un costado y cierra los ojos, mientras una boca recorre su cuerpo de punta a punta, sube por su ombligo y recorre sus pechos, chupa su pezones y muerden con fuerza su cuello haciéndole chillar de dolor.

Casi sin notarlo un glande es apoyado en su vulva, ella abrió muy grande los ojos y gritó -“! Ah ¡”, cuando sintió como los veintitres centímetros se hundían dentro de su sexo.

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No quería mojarse, no quería darles ese regalo a ellos, pero por un momento pensó que si sus hijos no estuvieran en juego, tal vez se los hubiera cogido y gozado, ese pensamiento la traiciona y se moja permitiendo que la verga la penetre hasta su base.

Ella gime levememente, mientras el chico embiste una y otra vez, ella clavó las uñas en la cama, su cuerpo se puso tenso, sus pezones duros, su respiración entrecortada, aguantó aire y relajó de golpe, había llegado a un silencioso pero intenso orgasmo, que quiso ocultar.

El chico le toma de la cintura, paf,paf,paf y ruge,ruido a chapoteo, está llenando a la pobre Carolina con su sémen parece no terminar de acabar más, que resignada ve como consuma el coito con el chico.
Ahora el otro captor le deja a su compinche la videocámara, se acuesta en la cama con su verga en alto y llama a montarlo a Carolina.

Chorreando esperma sobre su propia cama, Carolina, monta al chico mientras este le mete la pija en su inseminada concha, lubricada por esperma ya no ofrece rozamiento al nuevo miembro masculino, entra con facilidad.

Ella mueve timidamente las caderas.
-“! Vamos, con más ganas chica, mete conchazos ¡”-, le ordenan.
Ella poco a poco intensifica sus movimientos y gime ritmicamente, -“! Ah¡, ¡Ah¡, ¡Ah¡”-, mientras el chico le ordeña las tetas.
El otro ordena, -“! Vamos, gime más alto, que no te escucho ¡”-.
Carolina, gime, suda y jadea, gritará un orgasmo, quizás para complacerlos a ellos o es que no pudo contenerse.
-“! Aaaaaahhhhhhhh, nooooo, nooooooo, no quierooo,aaaaaacaaaaaaboooooo,noooooaaaaahhhhh¡”-, gritó la pobre chica.
-“Huy estás empapada y voy a darte un regalito”-, rió y dijo jadeando su fornicador.
Mientras como una fuente que recién es encendida un chorro de caliente esperma la baña por dentro.
-“Has cumplido, espera un rato y tus hijos voverán a ti ilesos, te lo prometemos”-, le dicen ellos.
Los hombres la dejan, se visten y se van.
Ella se queda echa un ovillo, llorando de bronca y de impotencia, tras 15 minutos de reposo, chorreando sémen de los hombres se encierra en el baño, se ducha y mete la ropa de cama a lavar.
Se pone un equipo deportivo y espera, a las 17:00 se abre la puerta y entran sus niños con la empleada.
-“¿Están bien?,¿están bien, no les hicieron daño?-, pregunta Carolina.
-“¿Quiénes Señora?”-, pregunta María.
-“¡ Los hombres, el secuestro ¡”-, aclara Carolina.

-“Señora, estuvimos pasando la tarde, con Jorge, el padre de los niños, su ex, se compró un carro fabuloso, verde precioso, fuimos a Zoo, comimos, fuimos a la feria, ¿Está bien Señora?”-, dijo y preguntó María.

-“Si, si, todo…todo bien, quedáte con los niños un momento, tengo un recado urgente”-, dijo Carolina.

En ese instante comprendió que había sido engañada, timada y vilmente cogida, destruyó las pocas pruebas sin saberlo, el ADN, recordó que no hubo precauciones y ella no hace control natal, corriendo fue al dormitorio, del placard sacó una peluca rubia, unas gafas de sol, las llaves del coche y condujo hasta una farmacia lejos, donde compró un Plan B, píldoras post coito que tragó in-situ.Al otro día descubrió que tenía que usar poleras en pleno verano para ocultar los chupetones.
Luego de pasada una semana, los periodistas la acosaron con preguntas por la aparición en internet de un video de ella cogiendo con dos no identificados hombres.Recordó la cámara y lloró de furia.No pudo negarlo era ella.Contrató investigadores, sospecharon de Jorge pero luego quedó descartado, frenaron un poco la difusión del video que se hizo viral, pero en un servidor del este de Europa no tuvieron esa suerte.

Como nadie le creía la historia del secuestro tuvo que mudar de ciudad y crearse una nueva vida e identidad hasta que la gente poco a poco se olvide de ella.

Pero pronto, muy pronto más de lo que ella esperaba, llegaría al fin...su venganza.

FIN de la primera parte.

                                




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4716

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Dominacion

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