EL SEGUIMIENTO
( Relatos Fantasias )


Fueron horas de un plácido sueño envuelta delicadamente entre las sábanas hasta despertar al anochecer del día siguiente. Su último recuerdo luego de ese clímax exuberante fue un tierno beso en sus labios mientras él la recostaba en su lecho y desaparecía como la primera vez.
Cris se levantó a hidratarse, estaba cansada, quería también tomar un baño pero aún percibía el olor de su amante. Entonces una leve sonrisa se dibujó en su rostro y decidió volver a la cama a disfrutar de su sueño.
Como aquella primera vez, pasaron días sin saber nada de él. Sin embargo, en su último encuentro había visto su rostro. Ahora sabía quién era. Así que si quería volver a verlo más pronto debería agregar una tarea más a su interminable lista de actividades, rastrearlo.
Ella era una chica muy inteligente. Por eso lideraba su propio equipo de trabajo. Era muy analítica y revisaba cada detalle. Pensaba en todo y de ahí sus excelentes resultados. Así que pensaba en como su amante había ingresado a su oficina, como sabía dónde vivía y como hizo para seguirla e ingresar a su apartamento tan sigilosamente? Recordó entonces que hacía un tiempo había perdido sus llaves en la oficina y que de manera misteriosa aparecieron nuevamente en su escritorio. Tal vez su amante las tomó en algún momento y les sacó una copia. Si había sido así, entonces él trabajaba en el mismo sitio. Siguió indagando y descubrió que sí, pero no trabajaba en su edificio, trabajaba en un edificio a unos 30 minutos de su oficina. Al averiguar dónde trabajaba, sabiendo quién era, se disponía a seguirlo más de cerca. Quería conocerlo más. Con frecuencia salía de su oficina hacia el otro edificio para observarlo. Conocía de oídas que era un hombre discreto y reservado, algo hosco y huraño. Muy introvertido. Se había tomado la molestia de seguirlo sin que él lo supiera. Al parecer los papeles se habían cambiado. Ahora Cris lo acechaba. Lo estaba conociendo. Se dio cuenta de que nunca estaba acompañado. Era un hombre solitario y eso le gustaba. También se preguntaba por qué ella? En qué momento él se fijó en ella? Que hizo ella para para que él se sintiese tan atraído por ella? Para seducirlo de tal forma que desencadenara tanta pasión en él? Eso la atormentaba pero no más que el no estar con él.
Pasaba un día más y estaba anocheciendo. Salió presurosa de su oficina a continuar con su nueva tarea. Sabía que él, al igual que ella, salía mucho después que las demás personas de la oficina. Así que se dispuso a seguirlo más de cerca como él lo hizo con ella. Lo esperó fuera del edificio bajo un árbol hasta que él salió. Caminaba varios metros atrás de él evitando que el la viera pero sin perderlo de vista. Cruzaron una plazoleta, subieron un puente llegando al otro lado de la calle y luego de varios minutos llegaron a un edificio de parqueaderos al que él entró. La noche había caído ya. Se sentía como una cazadora en busca de su presa. Decidida, entró igualmente al edificio. Sí tenía un auto, quería saber cómo era, de qué color y cuál era su placa. Así que esperó a que él tomara el ascensor y permaneció allí hasta que se detuvo. Ya sabía en qué piso estaba. Tomó el otro ascensor y fue al mismo piso. Una vez se detuvo y se abrió la puerta, escuchaba y sentía como su corazón latía aceleradamente… cruzó la puerta, el piso estaba oscuro, en penumbras, sólo lo iluminaba la luz del ascensor hasta que la puerta se cerró tras de sí dejándolo en la oscuridad total. Todo estaba en silencio, en penumbras. La oscuridad era casi que absoluta salvo algunas luces de la calle que se reflejaban a través de las aberturas de las paredes que daban hacia la calle. Miró a ambos lados y no había nadie, sólo un auto en el fondo del piso. Se preguntó para sí, será que ya se habrá marchado? Pero de ser así habría escuchado el sonido de alguna alarma o del motor al encenderse… Su curiosidad era mayor así como sus palpitaciones. Se dirigió al auto lentamente mirando para todos lados lo que la oscuridad le permitía ver… Se acercó aún más pensando si tal vez él estaría dentro… ya en ese punto, tan cerca y con algo temor, pensó igualmente en devolverse pero podían más su curiosidad y su intriga aumentando en cierto grado su emoción que decidió continuar. Más y más cerca del auto, trataba de mirar a través de las ventanas pero era inútil. Se acercó más hasta quedar frente a él.
La oscuridad no le permitía distinguir el color. Puso su mano izquierda sobre el auto y dio un paso, quería memorizar su placa… Mientras trataba de leer las primeras letras, CP… sintió abruptamente como como alguien la tomaba fuertemente del brazo dándole la vuelta, y acto seguido, cargándola y colocándola sobre el capó del auto, rasgó violentamente su blusa y su sostén dejando al aire sus pechos. Cris lanzó un grito pero inmediatamente se contuvo. En medio de la oscuridad distinguió aquella silueta varonil que ya había irrumpido en su apartamento con aquel maravilloso desenlace y que ahora salvajemente se apoderaba de sus pechos, asiéndolos fuertemente con sus manos, besándolos, mordiéndolos y chupándolos apasionadamente.
Cris se dejó caer sobre el auto víctima de aquel voraz apetito de su verdugo por sus tetas… y con su cabeza recostada sobre el cristal deslizó tímidamente sus manos sobre la cabeza de su amante quien la tenía sometida… Mientras el seguía besándola intensamente, ella acariciaba su cabellera suavemente dejando escapar algunos gemidos… Ella cerraba sus ojos y él recorría con su boca, sus labios y su lengua, sus pechos, su torso y su vientre… Nuevamente esas maravillosas sensaciones la habían invadido… Cris, quien tenía entre sus manos la cabeza de su cazador, la empujaba hacia abajo… más abajo, quería sentirlo más abajo… y el parecía entenderla pues siguió besándola con la misma intensidad hasta llegar más abajo y más abajo…
Los pantalones ajustados de Cris que parecían impedir la misión fueron despojados de manera violenta y los diminutos calzoncitos no fueron obstáculo alguno para su verdugo quien se los arrancó abruptamente dejándola deliciosamente desnuda. Y con la avidez de un insaciable por su suculento banquete, su verdugo tomó sus piernas con sus manos abriéndolas impúdicamente hasta más no poder dejando ver a plenitud su sexo que brotaba ansioso y deseoso de todos los caprichos más perversos e inenarrables. Cris seguía recostada en el capó del auto sin oponer ninguna resistencia. Se sentía excitada, muy excitada, lujuriosa y liberada… abierta y deseada… ahora con sus piernas recogidas hacia sus pechos por las manos de su amante, con sus pies colgando y su sexo ardiendo, parecía no ser suficiente y entonces tomó fuertemente la cabeza de su cazador y la presionó más entre sus piernas hacia su sexo. Ardiente y desesperada, con su sexo al rojo, presionaba y presionaba en busca de todo el gozo que besos de su verdugo podían darle… Él sabía que hacer… la besó intensamente, frenéticamente. Sus labios y su lengua recorrían cada milímetro del sexo de Cris. La besaban, la mordían y la chupaban. Cris temblaba, convulsionaba… cada espasmo acompañado de un gemido, cada gemido fruto del placer que sentía con cada beso, con esa lengua inquieta dentro de su sexo.
Desinhibida y coqueta continuaba disfrutando de esos besos, de esa lengua inquieta que recorría su sexo, de ese macho salvaje que la manipulaba a su antojo, abriéndola sin el más mínimo pudor sólo con el fin de permitirse hurgar dentro de ella, de degustarla, de chuparle el culo hasta extasiarla, de succionar su sexo hasta enloquecerla… entretanto, su verdugo con uno de sus dedos, sorpresivamente y sin permiso, irrumpía impetuosamente dentro de su culo…
Atónita pero fascinada dejó escapar otro gemido aún más fuerte, casi como un grito, una aprobación a la vulneración de todos sus orificios; el consentimiento para que ya no uno sino dos y tres de esos dedos se abrieran camino en su dulce, tierno y apetitoso culo… sus gemidos se hacían más fuertes mientras un pensamiento llegaba a su mente …Que lástima que todo esto no dure lo suficiente!.. y en ese instante de arrobamiento, de dicha profunda y embriagadora, viajó a lo más recóndito de su ser, a las tinieblas de su conciencia y desenterró las dulces imágenes de sus deseos más procaces y sus caprichos más obscenos reprimidos hasta ese momento en el que halagada por la sublime voluptuosidad del goce más intenso, comprendía que nadie podría satisfacer todas esas insaciables aspiraciones más que él, su verdugo, su amante desconocido que tanto la había acechado y que ahora, como en ocasiones anteriores, la tenía sumida en el abismo de los deleites carnales y mundanos, de las fantasías clandestinas y de los sueños prohibidos.
Y no era para menos, recostada como estaba, con sus piernas atrevidamente abiertas, con su sexo enardecido, humeante y absorbido y con su culo enrojecido, manoseado y removido, trémula y en palpitante agitación, se sentía inundada, desbordada por el más grande placer que estaba experimentando… Que gloria puede haber mayor a la de sentirse completamente llena y poseída? Sólo su verdugo era capaz de hacerla sentir así, de hacerla vibrar, de hacerla visualizarse en las poses más obscenas complaciendo todos sus antojos.
En el apogeo de todas esas ardientes sensaciones desencadenadas Cris dejó escapar un fuerte gemido, señal de su dicha extrema… Al instante se escuchó el sonido de un motor encenderse, lo que la asustó, y empujando a su amante hacia el suelo, se bajó rápidamente del capó y con la velocidad de una gacela se puso sus pantalones y corrió por las gradas no sin antes darle un beso a su amante quien yacía en el suelo … Mientras corría gradas abajo miró hacia atrás como esperando que él la siguiera... Salió del edificio y tomó un taxi rumbo a su apartamento. En el taxi, y agitada por la conmoción que le produjo haberse sentido vista en aquella incómoda escena, deseó fuertemente que su amante la siguiera y terminara lo que había empezado. Quería llamarlo pero no tenía su número… Aunque disfrutó mucho aquella aventura en el parqueadero, Cris deseaba más, pero tal vez no sería en esa noche así que con resignación, se relajó camino a casa.




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3906

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Fantasias

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