Como descubrí el lado oculto de mi sexualidad 3
( Relatos Confesiones )


Como descubrí el lado oculto de mi sexualidad – Parte 3

Hola dijo una voz femenina en el celular – Soy Pau. ¿Me recuerdas? - Claro, conteste, la chica bonita con malos gustos, y ella continuo: - Quiero tomar un café contigo. Nos pusimos de acuerdo y colgó.

Llegamos casi al mismo tiempo a la cita y tomamos sitio en una mesa alejada para conversar con privacidad. Ella inicio diciendo – Me excitó mucho lo del otro día y tengo muchas preguntas. Para empezar, ¿No eres verdaderamente gay o bi; es decir que buscas regularmente tener relaciones y sexo con hombres? ¿o sí?

- No, no lo soy, conteste, nunca había tenido sexo con un hombre antes de conocerlo a él y no pienso en una relación romántica con él ni con ningún otro hombre. Me encantan las mujeres y para que rías te confieso que en la intimidad me gusta ser dominante con ellas. Tú eres muy atractiva y por eso me excito más que vieras como me penetraban y como yo me portaba como una putita sumisa.

Luego Pau pregunto: - ¿Realmente sientes placer con el sexo anal? Yo alguna vez lo intente por la insistencia de un amante que tuve, pero no funciono para mí.

A lo que yo conteste: - Para mí ha sido algo muy intenso. En lo físico recuerdo sentirme completamente lleno y con el ano tenso al máximo cuando me penetra, y vacío y completamente abierto cuando se retira. Es turbador sentir dentro de mí un miembro removiéndome las entrañas de una manera tan profunda. Pero sopesándolo todo, creo que el placer es principalmente psicológico. Descubrir que alguien desea hacerme suyo, sentirme poseído y ver como disfruta penetrándome, de la manera que imagino que sienten las mujeres que un hombre las desea y disfruta poseerlas.

- ¿Y las nalgadas, y las palmadas en la cara? Preguntó. ¿Sientes placer en el dolor?

Yo riéndome conteste: - Para nada, pero en este caso el placer está en la motivación. Como te conté hace un momento, me gusta ser dominante con las mujeres y les hago cosas similares a las que él me hace a mí. No es para lastimarlas o humillarlas sino para sentir de alguna forma que ella es mía y confirmar que desea ser mía. Si le doy nalgadas es porque sus nalgas me excitan y quiero sentir que son mías.

- Como hombre puedo decirte que es maravilloso que tu mujer reciba tu semen en los pechos, en la cara, en la boca y mucho más que se lo trague. No solo es el placer, sino ver que ella verdaderamente te acepta como su hombre.

- Pude notar, dijo ella, que más allá del sexo, disfrutaste de ser dominado y de escenificar tu papel de putita sumisa y con mi presencia también de exhibirte, por eso tengo una propuesta para ti.
Pero antes, le dije, quiero preguntarte si has sido su amante o has tenido sexo con él.

Ella contestó: - Cuando nos conocimos hace algunos años, el trato de acercarse sexualmente a mí, porque como habrás podido darte cuenta soy bastante atractiva, dijo, mientas pasaba las manos sensualmente por su cuerpo con una gran sonrisa, pero por alguna razón nunca pude verlo de esa manera, y acabamos siendo excelentes amigos que incluso platican sus experiencias sexuales.

- ¿Satisfecho? Dijo Pau. ¿Ahora podemos pasar a la propuesta?
Espera un momento conteste, tengo una pregunta más: - ¿Eres lesbiana? ¿Te da asco el sexo con hombres? ¿Practicas alguna perversión que no alcanzo a ver?

- No, dijo Pau riéndose, soy heterosexual. Alguna vez cuando era adolescente tuve un intenso intercambio de besos con una chica que se me acerco, no me arrepiento porque me ayudo a comprobar que eso no es lo mío. He tenido varios amantes, pero no he logrado consolidar una relación. Creo que puedo lograrlo en un futuro. Soy una empresaria exitosa y en este momento mi principal preocupación es consolidar mi negocio y ahí es donde necesito tu ayuda.

¿Mi ayuda? ¿Cómo? No sé nada de tu negocio.

Veras dijo ella, necesito lograr un contrato, pero me falta el visto bueno de una mujer que ahora sé que es lesbiana. Ese no es el problema, pues creo en la libertad sexual; sino que ella y su grupo son feministas fanáticas, sienten rencor hacia los hombres y pretenden que la beneficiada del contrato sea lesbiana como ellas y no un macho o la esclava de un macho.

Al principio no tuve problema, ya que ella se enteró que era soltera y nunca me presente a los eventos a los que me invitaron con un acompañante varón, y claro, ella pensó que probablemente era lesbiana, pero decidió preguntármelo directamente y yo cometí el error de decirle que era heterosexual, lo que no le gusto y entonces ella y su grupo empezaron a ponerme obstáculos.

Investigando me di cuenta de que era lo que estaba pasando, así que en un coctel de presentación en que coincidimos, deslice el tema de lo nocivos que son la mayoría de los hombres y de que por ello mis relaciones con ellos las manejo de una manera muy especial. Ella se mostró interesada y frente a sus cuestionamientos no se me ocurrió otra cosa que invitarla a ella y a sus amigas para que vieran de qué se trataba.

- No quiero imaginarme de que se trata, conteste, mejor dime que tienes en mente.

- Bien, dijo ella. ¡La idea es que te presente como mi esclavo!
Quedé sorprendido, entonces ella dijo: - Lo tengo todo perfectamente planeado y tú eres el candidato ideal. Veamos, continúo, no eres un esclavo pero sabes disfrutar de la sumisión, no tienes problema con la penetración anal, no eres gay y como soy linda te resultará atractivo lamerme la entrepierna. Además eres grande y fornido y eso incrementara el efecto deseado en la audiencia.

Yo me pondré una peluca negra corta, un conjunto negro muy sexy de dominatriz, medias caladas y zapatillas altas de tacón de aguja. También portare un arnés al que, llegado el momento, agregaré un pene para penetrarte. Será un pene algo grande, pero nada que no puedas manejar.

Tu llevaras…

Máscara, que cubrirá por completo tu cara dejando descubierta la boca, donde llevaras una mordaza simple de bola. Así no te reconocerán ni tendrás que hablar.

Un arnés de cuero en el pecho para complementar tu aspecto de esclavo.
Una amplia funda de castidad en el pene que ocultará por completo su forma y tamaño, pero dejara al descubierto tus testículos.

Un pequeño plug en el ano, con un adorno que hará que se te vea como la cola de un caballo.

Esposas en muñecas y tobillos unidas por una cadena.

Un collar con su cadena, cuyo otro extremo estará sujeto a un anillo de restricción que rodeara tus testículos.

- Yo, continuo Pau con una sonrisa de niña buena, te jalare la cadena, te aseguro que con el atado de abajo no podrás resistirte, y para que sepas quien manda, te daré algunas bofetadas y te pateare en los testículos si no lames bien mi cosita, dijo riéndose. Luego te penetrare frente a ellas, mientras te doy palmadas en las nalgas hasta que se te vean enrojecidas.

- Ouch, conteste, todo está perfecto, menos lo de patearme los testículos. Especialmente eso de pasar mi lengua por tu linda vagina y también que me penetres y me des palmadas en las nalgas.

- Vamos, dijo ella, acepta que te excita ser dominado por una mujer que consideras atractiva. Estoy segura que hasta los golpes en las bolas te parece excitante, así te sentirías verdaderamente a mi merced.

- Si, lo confieso, es excitante. Pero júrame que no me patearas en las bolas o que al menos lo harás levemente. Y tú… ¿Lo encuentras excitante? Pregunte.

- Respecto a patearte duro en las bolas, juro que no lo haré, dijo Pau fingiendo que era solemne y continuo, claro, que es excitante dominar a un grandulón al que sé que le gustaría dominarme.

- ¿Entonces aceptas? Pregunto.

- No se… contesté.

- Si aceptas, te daré el placer de masturbarte con mis manos, solo las manos ok, previo al show, para que no tengas una erección o al menos no una completa durante la escenificación.

- Entonces si acepto, conteste, y acabamos de ponernos de acuerdo.

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2858

Categoria
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