Morayma y yo.
( Relatos Lesbicos )


                                                                Morayma y yo.


Hola, mi nombre es Celeste, tengo 21 años y les contare lo que me ocurrió hace como un mes. Primeramente me describo: soy blanca, pelo lacio castaño corto, ojos medianos cafés, de senos grandes, trasero paradito y buena pierna, sinceramente me considero de físico atractivo.
Bueno, mi historia es esta, tengo una amiga, Morayma, que realmente es una chica súper hermosa, tiene mi misma edad, es morena clara un poco mas alta que yo, senos medianos pero muy antojables, un trasero parado y redondo y lindas caderas, de pierna que infarta a quien sea. En fin, pues resulta que mi amiga estaba saliendo con un chico y todo indicaba que iba bien la relación, cosa que no me gustaba del todo porque ella me gusta desde que la conocí. Ella sabe de mis preferencias sexuales y aun así me quieres y estima como su mejor amiga, mas no sabe que ella ha sido mi máximo atractivo y deseo.
Bueno, como decía, cuando todo parecía bien entre ellos 2 un día ella me habló por teléfono, la noté un poco diferente, triste, mas bien. Le pregunté que pasaba y me dijo que no me lo podía decir por teléfono, que si no quería ir a su casa para platicar; yo encantada acepté. Hice como unos 5 minutos hasta su casa, eran como las 5pm. Llegué y me abrió, estaba sola, sus padres habían salido a una fiesta del trabajo de su padre y se veía que mi amiga no tenía humor para salir, se notaba triste y aun así se veía radiante: traía puesto una minifalda negra tipo de las tenista y una blusita verde pasto, con tirante y un ecote que permitía ver el nacimiento de sus lindos senos y también dejaba ver que no traía sujetador. Yo traía un short de mezclilla y una camiseta blanca, ya que hacia mucho calor. Pues entramos y nos sentamos en la sala, yo a su lado como medio metro de distancia. Me dijo que este chico lE confesó que le había sido infiel, que conoció a una chica en su trabajo, que le gustó y que terminó en su cama y que pues esa confesión le había dolido.

    -No te preocupes- le dije- te aseguro que habrá muchas perdonas a las que les interesaras y te querrán demasiado.
    -Ay Cele-suspiró- no creo que haya alguien que le importe, al menos no que yo sepa.

No pude contenerme mas y me senté justo a su lado, pegada a ella.

    -Sabes que para mi si eres muy importante – le dije – y también sabes que te quiero mucho.

-Lo dices en serio Cele.
-Claro que si Morayma.

Tras decir esto, coloqué me mano en su muslo y acerque mis labios a los suyos y la besé. Ella me correspondió temerosa, aún insegura de lo que estaba haciendo.

No Celeste. - me dijo apenada – no creo que debamos...

No la dejé terminar, tomé su rostro con mi mano y nuevamente la bese, esta vez con mas pasión, con mas desea. Ella lentamente abrió su boca hasta que pude meter me lengua, acariciando la suya con la mía, sintiéndola húmeda, caliente, que poco a poco su beso se iba transformando como el mío. Mis manos masajeaban sus senos mientras que las suyas recorrían mis muslos delicadamente. Me costó separar mis labios de los suyos. Pasé mi le lengua por su cuello varias veces mientras le levantaba y quitaba su vestido, quedando descubiertos sus preciosos pechos. Bajé mi rostro y me apoderé de sus pechos con mi boca, en especial de sus pezones, las cuales mordía, lamía, chupaba y estiraba con gran deseo mientras que con mis manos suavemente se las masajeaba. Ella comenzaba a gemir suavemente, apretando con sus manos mi cabeza contra sus senos, como si no quisiera que la quitara de ahí.

    -Ahh Celeste, no dejes de hacerlo – me suplicaba Morayma . sigue comiendo mis senos, me encanta lo que me estas haciendo.

Seguí trabándole sus pezones varios segundos mas, que ya estaban muy duros que parecían que iban a estallar. Me separé para quitarme mi camiseta, inmediatamente Morayma tomo con sus manos mis senos, apretándolo fuertemente, y llevó su boca ahí, mordiéndome y estirándome los pezones con sus diente, acompañándolo con leves lamadas. Sentía una mezcla de dolor y placer, la sensación realmente me gustaba y se lo hacía saber con mis gemidos.

-Oh si, que rico los estas tratando, que bien se siente tus dientes y tu lengua en mis tetas, cómelas – le suspiraba.

Morayma realmente sabía como excitarme, me trataba los pezones de tal forma que podía tener en ese momento un rico orgasmo. Luego de unos segundos la separé y le recosté sobre la sala para depuse quitarle la minifalda y su pantaleta que realmente olía rico, olía a ella, a su sexo. Le abrí las piernas y pude ver su hermosa vagina, depilada y húmeda; no aguanté mas y me fui hacía ella, lamiéndole su rico y antojable clítoris, abrazándome de sus muslos. Hacía movimientos circulares con mi lengua y, a veces, le mordía suavemente el clítoris, y supongo que le gustaba, puesto que se estremecía y gemía fuertemente, apretando con sus manos la sala por sus costados.

          -oh dios mío, que rico me lo come Celeste... ay por favor sigue, sigue , sigue- me         suplicaba entre gemidos.

Comenzaba a mover sus caderas hacia arriba y abajo, por lo que empecé a lamarle y besarle su rico ano. Se lo cubría con mi saliva, pasándole mi lengua varias veces ahí mientras mi nariz se metía ligeramente entre sus labios vaginales. Su cuerpo cada vez se estremecía mas, al igual que sus gemidos eran mas fuertes. Mis manos alcanzaban sus senos, masajeándoselos con fuerza, aumentándole su placer.

    -Oh si si si si, apriétamelos, se siente bien – gemía ella.

Mi rostro se hundía cada vez mas en entre sus piernas, ahora metiendo mi lengua dentro de su vagina, recorriendo cada rincón dentro de ella. Morayma se excito mas , su cuerpo comenzaba casi a convulsionarse, su respiración era agitada y sus gemidos eran mas fuertes y entrecortados, lo cual me excitaba a mi también, saboreando ese rico néctar que salía se su rico sexo.
Después me enderecé, con mi rostro mojado por sus jugos me quité lo que me quedaba puesto: mi short. Morayma me observaba fatigada, con una sonrisa en sus labios, así que me pare sobre ella y me hinqué sobre su rostro. Rápidamente ella empezó a comerse mis labios vaginales, mi vulva, mi clítoris. Su boca parecía una aspiradora, succionando todo lo que tocara y su lengua se movía con gran agilidad y destreza, provocando tremendo place mientras con sus manos me apretaba y separaba mis nalgas.

      Si mi amor mueve tu lengua ahí – le pedía – sigue, que bien lo estas haciendo.

Yo hacía leves movimientos con mis hacia atrás y adelante, así su lengua tenia mas alcancé. Ella hacía movimientos con su cabeza hacía los lados rápidamente, lo cual me provocaba una sensación sumamente placentera. Comencé a gemir fuertemente, no lo podía evita; mi amiga sabia como calentarme y lo estaba haciendo y muy bien. Realmente ella hacía maravillas con su lengua en mi vagina y en mi clítoris, sabía como comerse mi sexo bebiéndose mis jugos.

Luego, con un rápido movimiento se salió de entre mis piernas, se puso detrás de mi, me jalo hacia ella, me empujo hacia delante quedando yo en 4 patas como perrita y empezó a pasarme su lengua por entre mis nalgas deteniéndose en mi ano, lo lamía y besaba muy rico, lamiéndome exactamente el centro de mi anito, lo que me provocaba gran placer.

    - Te gusta? – me preguntaba.
    -Ay si me encanta – le decía apenas saliéndome la voz.

Su lengua se movía y movía cada vez mas rápido hasta que hizo que me viniera bebiéndose todos mis jugos. En seguida, me recostó boca arriba y ella encima de mi, haciendo un rico 69, ella apretaba su rostro contra mi sexo, al igual que yo con el de ella, mitras con una mano le separaba sus nalgas y con los dedos de mi otra mano le acariciaba su anito, lo cual le gustaba por la manera que se estremecía cada ve que se lo tocaba. En esa gran sala solo se escuchaban nuestros leves gemidos y como nos comíamos nuestros sexos, fundiéndose nuestros cuerpos en uno solo por varios minutos mas hasta que nos venimos las 2 juntas.
Nos empezamos y nos besamos nuevamente, jugando con nuestras lenguas dentro de nuestras bocas.

    -Que feliz me has hecho Celeste, nunca pensé que alguien pudiera hacerme sentir tan mujer, ten deseada y mucho menos tu... no se como agradecerte.
    -Ya lo hiciste – le dije – con esa sonrisa tan hermosa que me estas regalando ahora mismo.

Morayma y yo nos abrazamos, prometiéndonos estar juntas por siempre, realmente deseando que así sea.




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